ESPECIAL: La fruta que sacó de la pobreza a los vecinos de los Guerreros de terracota 5q2u25

Actualizado 2018-12-10 13:05:24 | Spanish. xinhuanet. com

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Habitantes locales pelan caquis en el distrito de Fuping de la provincia occidental china de Shaanxi. En los últimos tres años, el caqui se convirtió en el pasaje hacia la prosperidad para más de dos terceras partes de los habitantes del distrito.(Xinhua/César Santos)

Por César Santos

XI'AN, 10 dic (Xinhua) -- Es muy probable que la mención del distrito de Fuping de la provincia china de Shaanxi pase desapercibida para la mayoría de la gente. Eso hasta cuando se explique que Fuping es el hogar de los Guerreros de terracota, las réplicas del ejército real que el primer emperador chino, Qinshihuang, mandó construir hace más de 2.200 años para que lo protegieran en el más allá.

Los guerreros ya son harto famosos, considerados por muchos como "la Octava Maravilla del Mundo", y uno de los principales destinos turísticos a nivel mundial, como lo demuestran los cerca de 7 millones de visitantes que recibieron solo en 2017.

Pero para los chinos, y especialmente para los propios habitantes de Fuping, el nombre de este distrito trae a la mente unas imágenes menos solemnes, las de una fruta que en los últimos tres años se ha convertido en su principal producto, y, más importante aún, que le ha permitido, por fin, escapar de las garras de la pobreza.

Se trata del caqui.

En los últimos tres años, el caqui se convirtió en el pasaje hacia la prosperidad para más de dos terceras partes de los habitantes del distrito.(Xinhua/César Santos)

También conocido como persimón, pocos productos naturales tienen su versatilidad. Por ejemplo, el fruto es comestible en sus diferentes etapas de desarrollo. Para muchos no hay nada como su madurez plena, cuando su dulce carne se torna casi líquida y puede ingerirse con una cuchara. Otros prefieren consumirlo cuando recién comienza a madurar y es casi tan duro como una manzana. Además están quienes preparan té con las hojas del árbol. Y por si esto fuera poco, la cáscara es utilizada como alimento para cerdos. Alcohol, vinagre, gelatina y mermelada son otros de los productos que se pueden obtener del caqui.

En el caso de Fuping, la especialidad son las tortas, que se logran gracias a las óptimas condiciones ambientales del distrito, cuya altitud, temperatura y grado de humedad hacen que al cabo de 45 días colgadas al aire libre, las frutas se sequen y queden cubiertas de un polvillo blanco, dulce, que brota de su interior. Ya en tiempos de la dinastía Ming (1368-1644), cuando las diferentes regiones del país enviaban al palacio imperial su mejor producto, la carta de presentación de Fuping eran las tortas de caqui.

En la actualidad, estas múltiples posibilidades le han dado a la fruta la capacidad de entrar al mercado de todo el país, pues puede satisfacer los gustos de las diferentes provincias y regiones. Y, por esa misma razón, los caquis de Fuping ya han llegado a Rusia y Singapur, y también a la República de Corea y Japón, países que antes se surtían a sí mismos, y donde descubrieron que su valor nutritivo y su exquisito aroma sirven para elaborar también cosméticos y ambientadores.

Hace solo cuatro años, las cosas no eran así. Fuping era uno de los distritos más pobres de Shaanxi. La producción agrícola se centraba en manzana y "tizi", una fruta que para cualquier occidental no es más que una uva roja grande. La producción de caqui no había ganado tracción debido a que su precio se mantenía siempre muy bajo.

La falta de oportunidades hacía que buena parte de sus pobladores se convirtieran en lo que popularmente se conoce como "trabajadores migrantes", es decir aquellos que se desplazan a las regiones más desarrolladas del país para trabajar en construcción, laborar para empresas de manufactura o emplearse como jornaleros en áreas con cultivos de alta demanda. Y quienes se quedaban dependían de cultivos poco rentables, y de diversos subsidios otorgados por el Gobierno.

Tortas de caqui listas para empacar. Las óptimas condiciones climáticas de Fuping facilitan la deshidratación de los caquis, que al cabo de 45 días se endurecen y adquieren esta particular apariencia. (Foto: Wang Lamei)

No obstante, el aumento en los ingresos de la población china le ha dado la posibilidad de ir en busca de productos que antes estaban fuera de su alcance, y también de aquellos que, como el caqui, son todavía exóticos. Y este factor, unido a la onda expansiva del "boom" del comercio electrónico, hizo que los precios se dispararan, lo que a su vez se convirtió para los campesinos de Fuping en una oportunidad imposible de desaprovechar.

Un ejemplo es la pareja conformada por Yang Shuanzhu y Bai Wenhong. Antes, el sustento de la familia dependía del cultivo del trigo, que apenas les reportaba unos cuantos miles de yuanes por año. Pero cuando los precios del caqui repuntaron, ellos no dudaron en dedicarse a su producción.

Con el apoyo del Gobierno local iniciaron su plantación, y rápidamente se vieron sorprendidos por el volumen de la demanda. En poco tiempo pasaron de ganar apenas lo justo para subsistir a montar una modesta pero próspera empresa que ahora incluso genera empleo para entre dos y tres familias locales en temporada alta, es decir entre octubre y febrero, cuando no hay suficientes manos para recoger, pelar, colgar y empacar las frutas.

Las ocho toneladas de caqui que, en promedio, producen por año, les representan ganancias de 10.000 yuanes, lo que les ha permitido dotar su casa de todas las comodidades, y, lo más importante, les dio la posibilidad de costear los estudios de sus dos hijos, una profesora de preescolar y un ingeniero mecánico.

Su nueva afluencia les permitió, además, incursionar en el cutivo de tizi, la "uva roja grande", la cual soporta la economía familiar en la temporada baja del caqui. Sin embargo, esto no ha hecho que el Gobierno se olvide de ellos, ni de las otras familias que se han dedicado a este producto. Muy al contrario, puntualmente les sigue consignando los 900 yuanes correspondientes al auxilio mensual.  Adicionalmente, el Fondo para la Lucha contra la Pobreza, al que la istración inyecta 300.000 yuanes por año y además se nutre de los aportes de las familias que ya han superado la línea de pobreza, les sigue girando 1.000 yuanes por año.

Su vivienda, antes desvencijada, hoy luce acogedora gracias a la remodelación que ellos, al igual que los demás cultivadores, pudieron llevar a cabo con una subvención de 10.000 yuanes. También disfrutan de los 100 yuanes que, al final de cada año, y por cada miembro de la familia, les entrega la cooperativa que establecieron cuando el negocio de la fruta tomó vuelo. Y por si todo esto fuera poco, una vez al año, en temporada de siembra, las autoridades locales les aportan 1.200 yuanes en brotes y fertilizantes.

Las óptimas condiciones climáticas de Fuping facilitan la deshidratación de los caquis, que al cabo de 45 días se endurecen y adquieren esta particular apariencia, convirtiéndose en el producto más representativo del distrito, las tortas de caqui. (Foto: Wang Lamei)

Yang, afectado por la poliomielitis, y Bai, a quien una grave caída sufrida a temprana edad le dejó la columna lacerada y le impidió desarrollarse plenamente, disfrutan también de un seguro que cubre la mayor parte de sus gastos médicos.

La pareja afirma que "nunca" llegó a imaginar la posibilidad de llevar una vida tan cómoda y sosegada..., aún tienen en su memoria la época de las "vacas flacas", cuando el caqui era apenas un ingrediente más de una sopa simple con la que espantaban el hambre. Pero, acostumbrados a la vida humilde del campo, no se han dejado obnubilar por su nueva riqueza.

"Solo gastamos en lo que necesitamos, el resto del dinero lo ahorramos", explica Yang. Esa es la constante en su aldea, llamada Sanhe. Al recorrerla, prácticamente cada casa está teñida del inconfundible color zanahoria del caquí, bien sea en canastas llenas de frutos pelados o por pelar, en tiras de cáscara amontonadas en el suelo o ya colgadas para preparar el pienso de los cerdos, y también en "cortinas" de frutos en pleno proceso de deshidratación, y que en pocas semanas estarán listos para ser comercializados como tortas.

Ahora, con cerca de 16.700 hectáreas, Fuping es el área de producción de caqui más grande del mundo, capaz de entregar unas 140.000 toneladas al año, y dos terceras partes de sus 820.000 habitantes se dedican a cultivar esta fruta, que desde hace años llegó a Europa y ya puede verse también en los mercados de algunos países de América Latina.

"Antes el caqui no era rentable, ahora sí", subraya Bai, y prosigue: "Ya la gente no necesita irse a trabajar a otras partes, aquí hay trabajo para todos".

Trabajo y dinero. Tal vez no sea coincidencia que los caracteres que forman la palabra que da nombre al distrito, "fu" y "ping", se traduzcan como "prosperidad" y "paz".

 
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Xinhuanet

ESPECIAL: La fruta que sacó de la pobreza a los vecinos de los Guerreros de terracota 2w1f5k

spanish-xinhuanet.parainforma.com 2018-12-10 13:05:24

Habitantes locales pelan caquis en el distrito de Fuping de la provincia occidental china de Shaanxi. En los últimos tres años, el caqui se convirtió en el pasaje hacia la prosperidad para más de dos terceras partes de los habitantes del distrito.(Xinhua/César Santos)

Por César Santos

XI'AN, 10 dic (Xinhua) -- Es muy probable que la mención del distrito de Fuping de la provincia china de Shaanxi pase desapercibida para la mayoría de la gente. Eso hasta cuando se explique que Fuping es el hogar de los Guerreros de terracota, las réplicas del ejército real que el primer emperador chino, Qinshihuang, mandó construir hace más de 2.200 años para que lo protegieran en el más allá.

Los guerreros ya son harto famosos, considerados por muchos como "la Octava Maravilla del Mundo", y uno de los principales destinos turísticos a nivel mundial, como lo demuestran los cerca de 7 millones de visitantes que recibieron solo en 2017.

Pero para los chinos, y especialmente para los propios habitantes de Fuping, el nombre de este distrito trae a la mente unas imágenes menos solemnes, las de una fruta que en los últimos tres años se ha convertido en su principal producto, y, más importante aún, que le ha permitido, por fin, escapar de las garras de la pobreza.

Se trata del caqui.

En los últimos tres años, el caqui se convirtió en el pasaje hacia la prosperidad para más de dos terceras partes de los habitantes del distrito.(Xinhua/César Santos)

También conocido como persimón, pocos productos naturales tienen su versatilidad. Por ejemplo, el fruto es comestible en sus diferentes etapas de desarrollo. Para muchos no hay nada como su madurez plena, cuando su dulce carne se torna casi líquida y puede ingerirse con una cuchara. Otros prefieren consumirlo cuando recién comienza a madurar y es casi tan duro como una manzana. Además están quienes preparan té con las hojas del árbol. Y por si esto fuera poco, la cáscara es utilizada como alimento para cerdos. Alcohol, vinagre, gelatina y mermelada son otros de los productos que se pueden obtener del caqui.

En el caso de Fuping, la especialidad son las tortas, que se logran gracias a las óptimas condiciones ambientales del distrito, cuya altitud, temperatura y grado de humedad hacen que al cabo de 45 días colgadas al aire libre, las frutas se sequen y queden cubiertas de un polvillo blanco, dulce, que brota de su interior. Ya en tiempos de la dinastía Ming (1368-1644), cuando las diferentes regiones del país enviaban al palacio imperial su mejor producto, la carta de presentación de Fuping eran las tortas de caqui.

En la actualidad, estas múltiples posibilidades le han dado a la fruta la capacidad de entrar al mercado de todo el país, pues puede satisfacer los gustos de las diferentes provincias y regiones. Y, por esa misma razón, los caquis de Fuping ya han llegado a Rusia y Singapur, y también a la República de Corea y Japón, países que antes se surtían a sí mismos, y donde descubrieron que su valor nutritivo y su exquisito aroma sirven para elaborar también cosméticos y ambientadores.

Hace solo cuatro años, las cosas no eran así. Fuping era uno de los distritos más pobres de Shaanxi. La producción agrícola se centraba en manzana y "tizi", una fruta que para cualquier occidental no es más que una uva roja grande. La producción de caqui no había ganado tracción debido a que su precio se mantenía siempre muy bajo.

La falta de oportunidades hacía que buena parte de sus pobladores se convirtieran en lo que popularmente se conoce como "trabajadores migrantes", es decir aquellos que se desplazan a las regiones más desarrolladas del país para trabajar en construcción, laborar para empresas de manufactura o emplearse como jornaleros en áreas con cultivos de alta demanda. Y quienes se quedaban dependían de cultivos poco rentables, y de diversos subsidios otorgados por el Gobierno.

Tortas de caqui listas para empacar. Las óptimas condiciones climáticas de Fuping facilitan la deshidratación de los caquis, que al cabo de 45 días se endurecen y adquieren esta particular apariencia. (Foto: Wang Lamei)

No obstante, el aumento en los ingresos de la población china le ha dado la posibilidad de ir en busca de productos que antes estaban fuera de su alcance, y también de aquellos que, como el caqui, son todavía exóticos. Y este factor, unido a la onda expansiva del "boom" del comercio electrónico, hizo que los precios se dispararan, lo que a su vez se convirtió para los campesinos de Fuping en una oportunidad imposible de desaprovechar.

Un ejemplo es la pareja conformada por Yang Shuanzhu y Bai Wenhong. Antes, el sustento de la familia dependía del cultivo del trigo, que apenas les reportaba unos cuantos miles de yuanes por año. Pero cuando los precios del caqui repuntaron, ellos no dudaron en dedicarse a su producción.

Con el apoyo del Gobierno local iniciaron su plantación, y rápidamente se vieron sorprendidos por el volumen de la demanda. En poco tiempo pasaron de ganar apenas lo justo para subsistir a montar una modesta pero próspera empresa que ahora incluso genera empleo para entre dos y tres familias locales en temporada alta, es decir entre octubre y febrero, cuando no hay suficientes manos para recoger, pelar, colgar y empacar las frutas.

Las ocho toneladas de caqui que, en promedio, producen por año, les representan ganancias de 10.000 yuanes, lo que les ha permitido dotar su casa de todas las comodidades, y, lo más importante, les dio la posibilidad de costear los estudios de sus dos hijos, una profesora de preescolar y un ingeniero mecánico.

Su nueva afluencia les permitió, además, incursionar en el cutivo de tizi, la "uva roja grande", la cual soporta la economía familiar en la temporada baja del caqui. Sin embargo, esto no ha hecho que el Gobierno se olvide de ellos, ni de las otras familias que se han dedicado a este producto. Muy al contrario, puntualmente les sigue consignando los 900 yuanes correspondientes al auxilio mensual.  Adicionalmente, el Fondo para la Lucha contra la Pobreza, al que la istración inyecta 300.000 yuanes por año y además se nutre de los aportes de las familias que ya han superado la línea de pobreza, les sigue girando 1.000 yuanes por año.

Su vivienda, antes desvencijada, hoy luce acogedora gracias a la remodelación que ellos, al igual que los demás cultivadores, pudieron llevar a cabo con una subvención de 10.000 yuanes. También disfrutan de los 100 yuanes que, al final de cada año, y por cada miembro de la familia, les entrega la cooperativa que establecieron cuando el negocio de la fruta tomó vuelo. Y por si todo esto fuera poco, una vez al año, en temporada de siembra, las autoridades locales les aportan 1.200 yuanes en brotes y fertilizantes.

Las óptimas condiciones climáticas de Fuping facilitan la deshidratación de los caquis, que al cabo de 45 días se endurecen y adquieren esta particular apariencia, convirtiéndose en el producto más representativo del distrito, las tortas de caqui. (Foto: Wang Lamei)

Yang, afectado por la poliomielitis, y Bai, a quien una grave caída sufrida a temprana edad le dejó la columna lacerada y le impidió desarrollarse plenamente, disfrutan también de un seguro que cubre la mayor parte de sus gastos médicos.

La pareja afirma que "nunca" llegó a imaginar la posibilidad de llevar una vida tan cómoda y sosegada..., aún tienen en su memoria la época de las "vacas flacas", cuando el caqui era apenas un ingrediente más de una sopa simple con la que espantaban el hambre. Pero, acostumbrados a la vida humilde del campo, no se han dejado obnubilar por su nueva riqueza.

"Solo gastamos en lo que necesitamos, el resto del dinero lo ahorramos", explica Yang. Esa es la constante en su aldea, llamada Sanhe. Al recorrerla, prácticamente cada casa está teñida del inconfundible color zanahoria del caquí, bien sea en canastas llenas de frutos pelados o por pelar, en tiras de cáscara amontonadas en el suelo o ya colgadas para preparar el pienso de los cerdos, y también en "cortinas" de frutos en pleno proceso de deshidratación, y que en pocas semanas estarán listos para ser comercializados como tortas.

Ahora, con cerca de 16.700 hectáreas, Fuping es el área de producción de caqui más grande del mundo, capaz de entregar unas 140.000 toneladas al año, y dos terceras partes de sus 820.000 habitantes se dedican a cultivar esta fruta, que desde hace años llegó a Europa y ya puede verse también en los mercados de algunos países de América Latina.

"Antes el caqui no era rentable, ahora sí", subraya Bai, y prosigue: "Ya la gente no necesita irse a trabajar a otras partes, aquí hay trabajo para todos".

Trabajo y dinero. Tal vez no sea coincidencia que los caracteres que forman la palabra que da nombre al distrito, "fu" y "ping", se traduzcan como "prosperidad" y "paz".

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