Con un vallenato, colombiano le agradece a China c5h60

Actualizado 2018-09-29 13:05:43 | Spanish. xinhuanet. com

Por César Santos 35g4u

XIAMEN, 29 sep (Xinhua) -- Cuando apenas llevaba unos meses en China, hace ya más de 20 años, Héctor Palacios empezó a sentir que el reto era más grande que él. La comida, el clima, el idioma, las dificultades de todo tipo lo atacaban sin cesar, al punto que llegó a pensar que lo mejor era devolverse a su Colombia natal y empezar de cero.

Fue entonces cuando sus amigos chinos le hablaron de la famosa "paciencia china", y le dijeron que todo lo que debía hacer era esperar y esforzarse un poco más. Así lo hizo, y al final, el tiempo les dio la razón.

Seguir esos consejos le permitó construir una nueva vida, radicarse definitivamente en Xiamen, ciudad costera de la provincia suroriental de Fujian, casarse con una ciudadana local y convertirse en el representante en China de varias compañías latinoamericanas.

Desde entonces, Palacios quería agradecerles a ellos y al país pero no sabía cómo hacerlo, hasta cuando por fin encontró la clave: una canción en tiempo de vallenato, uno de los géneros más representativos del país suramericano. Pero no era un vallenato cualquiera, era una pieza completamente fuera de lo común; era un vallenato en chino.

La inspiración le llegó estando dormido. "Hace 20 años me vine solo para China. Fue muy difícil, no entendía ni hablaba chino. Me perdía por la calle y no me acostumbraba a la comida. No había Navidad ni podía irme a Colombia en Año Nuevo", traduce parte de la letra, que al despertarse escribió con prisa en un papel y grabó en su teléfono celular.

"Mi idea era hacerle un regalo a China, al pueblo chino, en agradecimiento por lo bien que se habían portado conmigo, y entonces soñé con la canción, que además era un vallenato, lo que como colombiano me pareció más que apropiado", cuenta Palacios a Xinhua.

El sueño se convirtió en canción después del partido amistoso que a finales de 2017 jugaron las selecciones de fútbol de China y Colombia en Chongqing, cuando conoció a Ángel Soto, un músico también colombiano que vive en Fuzhou, la capital de Fujian.

El particular gesto de agradecimiento ha sobrepasado las expectativas, y a pesar de que su difusión se ha limitado a los reenvíos de sus amigos a través de las redes sociales, aplicaciones para descargar música y plataformas para compartir videos, hoy el dueto ya es casi una celebridad, y han sido entrevistados por numerosos medios tanto chinos como colombianos.

El inesperado éxito les ha llevado a pensar en grande. En la actualidad trabajan escribiendo las versiones en español de reconocidas canciones chinas y poniéndoles versos chinos a varias melodías colombianas, aunque advierten que el vallenato seguirá siendo el género predominante, algo que no deja de ser paradójico, teniendo en cuenta que Palacios es de Nariño, departamento (provincia) que está en el extremo suroccidental del país, Soto de Huila, no lejos de allí, y el aire musical que los juntó es una seña inequívoca de identidad de la costa caribe, en el norte.

"Es que el vallenato es alegría", justifica Soto, para luego agregar que tocarlo en China le produce "una sensación muy hermosa". Y prosigue: "En cuanto el acordeón empieza a sonar produce alegría, y luego, cuando los chinos se dan cuenta de que la canción está en su idioma y la pueden entender, sonríen y empiezan a seguir el ritmo con los pies, o incluso con las palmas. Es una sensación que produce gran alegría, tanto a ellos como a nosotros".

Con esta nueva fórmula de un ritmo autóctono colombiano cantado en chino y canciones chinas interpretadas en español, Palacios y Soto esperan aportar al acercamiento entre las dos culturas, el cual se ha acelerado de manera notoria desde el inicio de la década del 2000, cuando China actualizó su enfoque diplomático hacia América Latina. "Queremos que nuestra música se convierta en un link, en un punto de unión, y queremos contagiarles con nuestra alegría", explica el cantante.

Por supuesto, Palacios tiene muy presente que el acercamiento cultural redunda en una mayor confianza para quienes, como él, se dedican al comercio. "China está mejorando mucho en lo que tiene que ver con la simplificación de los procedimientos. Hoy en día es mucho más fácil encontrar, adquirir, verificar y despachar la mercancía, y además, la calidad de los productos también ha mejorado y ya la gente en todo el mundo confía en el producto chino. Pero aún se necesita que China y el mundo se conozcan mejor, y, al menos en el caso de Latinoamérica, nuestra música puede ser de utilidad para eso".

Los días en los que este profesor de Idiomas y Educación Física convertido en hombre de negocios estaba desilusionado, aburrido y con ganas de devolverse del todo a Colombia, hoy son una anécdota de un pasado lejano. "Yo no olvido que soy colombiano. Recuerdo mi tierra, a mi familia, a mis amigos..., extraño mucho la comida. Pero China me ha dado todo, una familia, un trabajo, estabilidad. Vivo agradecido con China y con los amigos chinos que me convencieron de quedarme. Como dice la canción, Zhongguo hao, China es buena", insiste.

En la actualidad, Palacios combina su vida familiar y laboral con presentaciones en bares y con sesiones de video con Soto para pulir detalles de la que será la segunda producción del dueto. En su caso, la realidad superó al sueño.

 

VIDEO: Zhongguo hao, el primer vallenato en chino

Héctor Palacios, un comerciante colombiano, quería agradecerle a China por todo lo que le ha dado en 20 años, y lo hizo componiendo una canción en un género colombiano como pocos: el vallenato. Escúchalo aquí.". >>>

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spanish-xinhuanet.parainforma.com 2018-09-29 13:05:43

Por César Santos

XIAMEN, 29 sep (Xinhua) -- Cuando apenas llevaba unos meses en China, hace ya más de 20 años, Héctor Palacios empezó a sentir que el reto era más grande que él. La comida, el clima, el idioma, las dificultades de todo tipo lo atacaban sin cesar, al punto que llegó a pensar que lo mejor era devolverse a su Colombia natal y empezar de cero.

Fue entonces cuando sus amigos chinos le hablaron de la famosa "paciencia china", y le dijeron que todo lo que debía hacer era esperar y esforzarse un poco más. Así lo hizo, y al final, el tiempo les dio la razón.

Seguir esos consejos le permitó construir una nueva vida, radicarse definitivamente en Xiamen, ciudad costera de la provincia suroriental de Fujian, casarse con una ciudadana local y convertirse en el representante en China de varias compañías latinoamericanas.

Desde entonces, Palacios quería agradecerles a ellos y al país pero no sabía cómo hacerlo, hasta cuando por fin encontró la clave: una canción en tiempo de vallenato, uno de los géneros más representativos del país suramericano. Pero no era un vallenato cualquiera, era una pieza completamente fuera de lo común; era un vallenato en chino.

La inspiración le llegó estando dormido. "Hace 20 años me vine solo para China. Fue muy difícil, no entendía ni hablaba chino. Me perdía por la calle y no me acostumbraba a la comida. No había Navidad ni podía irme a Colombia en Año Nuevo", traduce parte de la letra, que al despertarse escribió con prisa en un papel y grabó en su teléfono celular.

"Mi idea era hacerle un regalo a China, al pueblo chino, en agradecimiento por lo bien que se habían portado conmigo, y entonces soñé con la canción, que además era un vallenato, lo que como colombiano me pareció más que apropiado", cuenta Palacios a Xinhua.

El sueño se convirtió en canción después del partido amistoso que a finales de 2017 jugaron las selecciones de fútbol de China y Colombia en Chongqing, cuando conoció a Ángel Soto, un músico también colombiano que vive en Fuzhou, la capital de Fujian.

El particular gesto de agradecimiento ha sobrepasado las expectativas, y a pesar de que su difusión se ha limitado a los reenvíos de sus amigos a través de las redes sociales, aplicaciones para descargar música y plataformas para compartir videos, hoy el dueto ya es casi una celebridad, y han sido entrevistados por numerosos medios tanto chinos como colombianos.

El inesperado éxito les ha llevado a pensar en grande. En la actualidad trabajan escribiendo las versiones en español de reconocidas canciones chinas y poniéndoles versos chinos a varias melodías colombianas, aunque advierten que el vallenato seguirá siendo el género predominante, algo que no deja de ser paradójico, teniendo en cuenta que Palacios es de Nariño, departamento (provincia) que está en el extremo suroccidental del país, Soto de Huila, no lejos de allí, y el aire musical que los juntó es una seña inequívoca de identidad de la costa caribe, en el norte.

"Es que el vallenato es alegría", justifica Soto, para luego agregar que tocarlo en China le produce "una sensación muy hermosa". Y prosigue: "En cuanto el acordeón empieza a sonar produce alegría, y luego, cuando los chinos se dan cuenta de que la canción está en su idioma y la pueden entender, sonríen y empiezan a seguir el ritmo con los pies, o incluso con las palmas. Es una sensación que produce gran alegría, tanto a ellos como a nosotros".

Con esta nueva fórmula de un ritmo autóctono colombiano cantado en chino y canciones chinas interpretadas en español, Palacios y Soto esperan aportar al acercamiento entre las dos culturas, el cual se ha acelerado de manera notoria desde el inicio de la década del 2000, cuando China actualizó su enfoque diplomático hacia América Latina. "Queremos que nuestra música se convierta en un link, en un punto de unión, y queremos contagiarles con nuestra alegría", explica el cantante.

Por supuesto, Palacios tiene muy presente que el acercamiento cultural redunda en una mayor confianza para quienes, como él, se dedican al comercio. "China está mejorando mucho en lo que tiene que ver con la simplificación de los procedimientos. Hoy en día es mucho más fácil encontrar, adquirir, verificar y despachar la mercancía, y además, la calidad de los productos también ha mejorado y ya la gente en todo el mundo confía en el producto chino. Pero aún se necesita que China y el mundo se conozcan mejor, y, al menos en el caso de Latinoamérica, nuestra música puede ser de utilidad para eso".

Los días en los que este profesor de Idiomas y Educación Física convertido en hombre de negocios estaba desilusionado, aburrido y con ganas de devolverse del todo a Colombia, hoy son una anécdota de un pasado lejano. "Yo no olvido que soy colombiano. Recuerdo mi tierra, a mi familia, a mis amigos..., extraño mucho la comida. Pero China me ha dado todo, una familia, un trabajo, estabilidad. Vivo agradecido con China y con los amigos chinos que me convencieron de quedarme. Como dice la canción, Zhongguo hao, China es buena", insiste.

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